Entreno en aguas abiertas

Entreno en aguas abiertas

Aspectos básicos de una buena planificación para hacer una o más travesías.

Como ya sabemos, travesías hay de muchas distancias y cada persona las puede encarar con objetivos diferentes, desde ir a ganarla hasta ir a terminarla, pero las bases del entrenamiento acaban siendo las mismas para todos/as, las cuales explicaremos a continuación.

Antes que nada, debemos saber que en una travesía trabajaremos mayoritariamente la resistencia aeróbica, por lo tanto, la resistencia será uno de nuestros objetivos principales. Para entrenarla existen tres métodos de entrenamiento, el continuo (sin recuperación entre esfuerzos), el fraccionado (hay recuperación entre esfuerzos, que puede ser completa o incompleta) y el método de control (esfuerzos similares a la competición). Aparte, sin embargo, tendremos que trabajar también y darle la misma importancia a la fuerza, la técnica y la amplitud de movimiento.

La temporada la podemos dividir en tres grandes etapas, de las cuáles cada persona las adaptará a sus necesidades. Comenzaremos con la adquisición de forma, dividida en dos, la adquisición de forma general y la adquisición de forma específica. Después entramos en la fase de mantenimiento de la forma, dividida también en dos fases, la puesta a punto y la actividad competitiva. Finalmente, acabaremos con la pérdida temporal de la forma.

En la primera de estas deben predominar los ejercicios de carácter general y daremos especial importancia a la parte de fuerza. Trabajo de gimnasio, salir a correr, caminar, nadar... Una vez hayamos adquirido un estado de forma considerable, empezaremos a tratar la natación de manera específica. Le daremos mucha importancia a la parte técnica, sin olvidar la fuerza así como la resistencia y la amplitud de movimiento.

En la fase de mantenimiento de la forma llegamos con una forma física buena, de tal manera que lo que tendremos que hacer es mantenerla durante la temporada. En esta fase trabajaremos, en términos generales, ejercicios de mayor duración pero de menor intensidad que en las fases anteriores.

Finalmente, en vez de parar de golpe después de la última competición, son necesarias dos semanas de "vuelta a la calma", con entrenamientos orientados a la recuperación.

A partir de ahí, con estas bases, la gente se preparará su entrenamiento adecuado a sus objetivos, siempre realistas y teniendo en cuenta qué tiempo se podrá destinar al entrenamiento.

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